¡Ooooohhhh! Primer día de vacaciones oropesinas, hay que ver, se desplaza una aquí y es como si la holgazanería y la vagancia -por no hablar de las ganas de comer y beber - se apoderaran de mi como la canción del verano, que dicho sea de paso no se cual es, pero pienso descubrirlo este viernes con la princesa de las demandas. Todavía no he tenido tiempo de acercarme a la playa, pienso hacerlo en cuanto acabe lo que me tiene ocupada, por allí andan Sara y mamá desde hace un buen rato.
Este verano es especial, mi cocolisa ha acabado el primer curso de biotecnología en la universidad con buenas notas -como no podía ser de otro modo porque es la más trabajadora del mundo mundial- y una morenilla británica ha instalado el campamento base en Villa Morte para pasar con nosotros todo el verano. Siempre está sonriendo, y hace un ruidito cuando habla muy particular, cada día más gracioso. Y aquí estamos, todos de sarao veraniego. Acabamos de llegar y ya hemos descorchado la primera botella de cava, ¡esto promete!
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