jueves, 12 de marzo de 2009

SIEMPRE QUERIÉNDOTE




Desde el primer día en que te vi, supe que quería morir viendo tu cara.


Al principio escogía cuidadosamente la ropa interior para poder visitarte cada viernes tras la cena, y tu... siempre frío.


Pasó casi un año de repetidas citas, hasta que, viendo "Los otros" en el sofá del que ahora es nuestro comedor, me pediste que viviera contigo. Podría éste, ser el mejor momento de mi vida, pero también fue precioso el primer viaje a Andorra donde solo hicimos una foto y me entristeció tanto regresar a mi piso vacío que lloré durante una semana entera.


O quizá podría ser el mejor momento de mi vida..., nuestra boda, minuciosamente preparada, donde intenté estar guapísima para ti, para que estuvieras orgulloso de casarte con una mujer bonita. También podría serlo el momento en que te entregué a nuestra hija, o cuando nos dijeron que esperábamos un niño, o quizá alguna noche de las que me levanto al baño y te miro... y no me lo creo.


Sin embargo...lo mejor de tu vida, todavía pertenece a tu adolescencia, cuando yo no estaba, cuando no estaba tu hija y cada noche regresabas a casa de tus padres con el corazón roto.


No es justo.