jueves, 30 de agosto de 2012

Consuelo

Hoy he vuelto a verla. Estaba sentada junto a la ventana. Me gustaría recordarla así, junto a la ventana, viendo pasar la vida sin hacer demasiado ruido. Está más enclenque que de costumbre a causa de una brusca pérdida de peso  y lleva las uñas pintadas de color carmín un poco desconchadas, porque ya hace tiempo que se las pinté. Hay que ver abuela, ha trabajado siempre tanto que nunca ha podido llevar las uñas perfectas, ha tenido que esperar hasta los ochenta y tantos para poder ser presumida...

La tía me ha comentado que ya no quiere comer y que ayer no llegó a tiempo hasta el baño, no debería preocuparse, a todos nos ha ocurrido alguna vez, y en muchas de esas ocasiones, estaba usted para solventar el problema . Ha levantado la cabeza y me ha reconocido, lo se, aunque no haya querido decir mi nombre a pesar de la insistencia. Usted siempre me dijo que ambas teníamos las manos calientes, y que eso era bueno para hacer pan, pero hoy las suyas estaban heladas y buscaban el cobijo de las mías a las que agarraba fuerte. Le he preguntado varias veces como se encuentra y con un "hilillo" de voz que es solo  la sombra de lo que queda de quien mandaba a diestro y siniestro, me ha confesado con la mirada perdida, que tiene miedo. Me han comentado también que ayer se escapó para venir a buscarme, y aunque cada día que voy a verla hago un esfuerzo sobre humano para no llorar hasta que salgo de su casa, hoy la he abrazado y hemos llorado las dos, y sabe por qué...porque yo también he sentido miedo de no poder volver a abrazarla y seguir diciéndole que la quiero.