lunes, 24 de diciembre de 2012

un adiós difícil

Hoy es una de las muchas tardes que he intentado escribir, y siempre que me siento ante el blog pienso: "No voy a hablar de mi abuela, los pocos que me leen dejarán de hacerlo." Pero cuando empiezo, sólo me apetece escribir sobre el día que se marchó y al resultarme tan triste, apago el ordenador y a otra cosa. Y así van pasando los días y la historia se repite, de modo que voy a narrar que sentí y que ocurrió  durante aquellos días y con ello,  voy a intentar cerrar una puerta que me ayude a seguir adelante:

"Era domingo y como cada tarde fuimos a verla, con la diferencia de que la habíamos visitado todos los días de la semana anterior -que dicho sea de paso, no lo hacíamos nunca-, e incluso el sábado a medio día estuve dándole unas cucharadas de papilla de cereales de la que conseguí que se comiera solo un par. Ya aquel sábado casi no me miraba y cuando lo hacía su mirada estaba perdida, entreabriendo la boca ya sin dentadura sin soltarse de mi mano hasta que se reclinó y se quedó dormida. Aquel domingo al verme sonrió como si me reconociera.  Recuerdo que no atendía a razones, no dejaba de colocarse de pie e intentaba caminar hasta que quedaba exhausta y agotada, momento en el que volvía a sentarse para reponer fuerzas y de nuevo volver a empezar, y así millones de veces. 

Recuerdo que Oscar y yo la llevábamos desde su butaca hasta la salita, allí dando la vuelta a la mesa seguíamos pasillo a dentro, mientras le recordábamos quieren éramos y le repetíamos entre besos cuanto la queríamos. Cuando apenas pudo respirar yo la aguanté abrazada y Oscar corrió a por la silla de ruedas para regresarla a su butaca color albero. Ya aquel día supimos que nos iba a dejar en breve, pero no hablamos sobre ello.

Al día siguiente me acerqué para explicarle que el martes debían colocarme un implante dental a primera hora de la mañana y que me habían recomendado reposo durante 24 horas, de modo que no iba a volver a visitarla hasta el miércoles....y no se si usted me entendió. Yo no estuve el martes con usted abuela, yo no estuve el último día de su vida. Y créame que lo siento.

Eran escasamente las diez de la mañana del miércoles cuando llamó  mamá para decirme que había ido a buscar a la doctora, pues la tía no le había visto buen color de cara, y mientras hablaba con ella, un pitido me advertía de que alguien quería comunicarse conmigo. Tras tranquilizarla, colgué el teléfono que sonó de inmediato. Era la tía, quien me informó con voz llorosa y entrecortada que usted ya había fallecido. Sentí tanto desconsuelo que no pude llorar. Estuve sentada casi diez minutos catatónica. Entonces pensé en mamá, ella iba hacia allí con la doctora, y de un respingo corrí hacia la ducha. Sabía que debía acompañarla a lo que fuera menester con independencia de mi implante, mi dolor y mi hinchazón de cara. Y casi sin darme cuenta allí estaba, escogiendo la caja donde meterla -ahora se llevan mate-, y así la escogimos. La dependienta hablaba con soltura y con actitud pizpireta, y yo trataba de hacerme la fuerte tomando decisiones para aliviar a mamá.

Después fuimos a casa, y allí estaba, acostada sobre la cama, pero ya no parecía usted, estaba como amarilla y fría, y una señora había instalado un campamento base frente a su cama y permanecía expectante con cada uno de los que entrábamos en aquella habitación - lo cierto es que solo le faltaban las pipas-, y no se movió a pesar de las caras de incredulidad de todos nosotros. ¿Sabe qué? Vi llorar a Salva, eso sabe usted que no es habitual...todo el mundo estaba muy triste..., como usted los últimos años.

Y ya han pasado más de tres meses de todo aquello, y supongo que todos, pero que yo sepa a ciencia cierta, Oscar y yo, preferimos no pensar, porque cuando nos paramos y nos cercioramos de que usted ya no está entre nosotros, es inevitable recordar... que ningún guiso sabrá como los que usted hacía, que nadie se atreverá a jalmarnos cuando nos portemos mal con la gracia que usted lo hacía, que ya no volveremos a escuchar de su voz historias de toros que saltan ribazos y se comen las coles de un solo bocado, que nadie más se inventará los cuentos de  "Peret i Pereta"  para  hacernos dormir,  que ya no volveremos a probar los mejores buñuelos, panquemaos y rollos de huevo y que aunque nos esforcemos en elaborarlos como usted nos enseñó... ya nunca sabrán igual, y ¿sabe por qué? porque era usted  con su compañía quien los hacía especiales, que este año no podremos sentarnos con usted en Navidad ni felicitarla por Año Nuevo y lo más importante, que ya no podremos decirle todo lo que la queremos y recibir de usted aquellos abrazos que todo lo curaban...y eso duele tanto, que la única Mercromina curadora es pensar, que usted se quiso marchar y así lo hizo, porque estaba cansada de vivir, cansada de echar de menos a la persona con la que decidió compartir su vida y tranquila, pues nada puede ser más tranquilizador que haber dado a las personas que más quieres lo mejor de ti y que éstas hayan sido conscientes de que así era.

Y bien, ahora vamos algún domingo a verla...pero ya nada es igual."

D.E.P

jueves, 30 de agosto de 2012

Consuelo

Hoy he vuelto a verla. Estaba sentada junto a la ventana. Me gustaría recordarla así, junto a la ventana, viendo pasar la vida sin hacer demasiado ruido. Está más enclenque que de costumbre a causa de una brusca pérdida de peso  y lleva las uñas pintadas de color carmín un poco desconchadas, porque ya hace tiempo que se las pinté. Hay que ver abuela, ha trabajado siempre tanto que nunca ha podido llevar las uñas perfectas, ha tenido que esperar hasta los ochenta y tantos para poder ser presumida...

La tía me ha comentado que ya no quiere comer y que ayer no llegó a tiempo hasta el baño, no debería preocuparse, a todos nos ha ocurrido alguna vez, y en muchas de esas ocasiones, estaba usted para solventar el problema . Ha levantado la cabeza y me ha reconocido, lo se, aunque no haya querido decir mi nombre a pesar de la insistencia. Usted siempre me dijo que ambas teníamos las manos calientes, y que eso era bueno para hacer pan, pero hoy las suyas estaban heladas y buscaban el cobijo de las mías a las que agarraba fuerte. Le he preguntado varias veces como se encuentra y con un "hilillo" de voz que es solo  la sombra de lo que queda de quien mandaba a diestro y siniestro, me ha confesado con la mirada perdida, que tiene miedo. Me han comentado también que ayer se escapó para venir a buscarme, y aunque cada día que voy a verla hago un esfuerzo sobre humano para no llorar hasta que salgo de su casa, hoy la he abrazado y hemos llorado las dos, y sabe por qué...porque yo también he sentido miedo de no poder volver a abrazarla y seguir diciéndole que la quiero. 

viernes, 20 de julio de 2012

inicio de periodo vacacional (que no de vacaciones)

Me concentro en hacer innumerables "gorritangas", una encima de la otra hasta conseguir un castillo de 300 torres con un foso para cocodrilos y algas peligrosas.  Debo llevar...no se, más de dos horas hasta que oigo una voz que grita aterrorizada: "ola graaaadeeee", y yo, que en toda la tarde he tenido que escuchar unas 1500 veces el mismo reclamo, no me molesto ni en mirar atrás. 

De repente, una ola me sorprende y me desplaza medio metro,  dejándome perpleja mientras observo que mi obra de arte se espachurra pasando a ser una inmensa trampa para los paseantes playeros. Yo, miro el Cartier y son las 7 de la tarde. Mis hijos me miran mientras en sus ojos puede leerse a modo de "autocue": "por favor, no vuelvas a empezar de nuevo", solo ellos y "mon mari" saben lo tozuda que puedo llegar a ser, así que me levanto y tras retirarme media playa de dentro de la braguita del bikini (que no tanga porque una ya no tiene el cuerpo para eso), me sumerjo cogida de la mano de mis hijos en "la mar salada",  nombre que utiliza curiosamente mi hija, de manera habitual, para referirse al mar y nos adentramos plácidamente.  

La tranquilidad se esfuma en la primera ola que arrolla literalmente a mi príncipe, arrancándole el bañador de cuajo y dejando al descubierto un culete refulgente al que le sigue una cara de pánico y un llanto descontrolado. Al otro lado, mi princesa intenta mantenerse de pie mientras se sube el biquini y yo repaso que todas mis prendas se encuentren en su lugar mientras maldigo a Poseidón y a toda su familia. 

Bueno, así han comenzado mis vacaciones, con tardes de playa, noches de Grey y ratos de Apalabrados. ¿Un poco rara? Quizá, pero eso si, muy muy feliz.

sábado, 9 de junio de 2012

jardín

Por aquí estoy, sábado por la mañana. Los niños están en el sofá contiguo comiéndose un sandwich para desayunar desde hace más de 40 minutos. Los sanwidches ya se sabe que son como la pechuga de pollo reseca...son creadores de bolas enormes de boca que precisan un lento masticado y consiguiente engullimiento lento, casi como el de las boas. ¡Ahh! Y beberse un Actimel sabor fresa-plátano de los de las caseimunitas, que claro como tiene tres mil mililitros de fluido, pues a mis hijos les cuesta...pobrecitos.

Y yo, estoy planificando bajar a acabar de cortar el césped del jardín de abajo. Lo cierto es que hace un par de días ya me puse en el tema, pero corté césped y cable de la maquina corta césped, lo que provocó que la máquina dejara de funcionar de manera fulminante. Yo, aterrorizada comprobaba  si seguía viva o era mi espíritu electrocutado quien trataba de hablar con los niños. 

Pero al comentárselo a los ingenieros y electricistas que complementan mi vida me dijeron: " ¿pero que dices? Si cortas un cable con masa y dos fases y el corte se produce en un punto intermedio del termostato y el de un diferencial que se llame Marisol o Mariola (no lo recuerdo)...es imposible electrocutarse, a lo sumo, dejar a medio planeta sin luz", y yo: "Ah, claaaroo". Bueno, no os lo cojais al pie de la letra, tengo una vecina que se llama Marisol, igual se referían a ella y yo no les estaba prestando toda la atención que el tema requería.

En fin, os dejo que las "tijeretas" jardineras, están comenzando a hacer cánticos para que baje a amenizarlas con mi destreza al mando de los cientos de instrumentos jardineros que habitan mi hogar y los gritos de "¿os habéis acabado el sandwich?" . Espero que para entonces no sea ya de noche. Un saludín. 

martes, 24 de abril de 2012

pequeñas fobias (sin importancia)

Esta misma mañana he regresado a los Juzgados donde más lejos ejerzo de manera habitual, y como siempre...me he perdido en carretera, pero poco - como ya es la vez que hace 10 ó 12, pues ahora ya me pierdo donde puedo dar la vuelta rápidamente, cosa que no ocurrió las 5 primeras veces donde a punto estuve de hacer el cambio de sentido en Algeciras o lo que es lo mismo, 500 km después-. Yo no sé como demonios lo hago pero no consigo llegar hasta allí sin pasar un rato de angustia existencial carreteril, lo que sumado a el estado natural de nerviosismo prejudicial y a que no encuentro la postura cómoda de conducción, desencadena en un final de día de agotamiento y dolor de cabeza de categoría de bandera.

En el camino, mi rubia me comentaba a la altura del aeropuerto, que para ella era un sueño llegar hasta allí y subirse al primer vuelo para acabar telefoneando a casa comunicando:- "Hola soy yo, estoy en la China popular....ya volveré", y hay que ver, para mi eso, más que un sueño, es una pesadilla. Aquí la que suscribe, para subirse a un vuelo, debe mentalizarse durante un par de meses,y si el mismo tiene una duración de más de 60 minutos drogarse con algo que la deje k.o a los efectos de que no acabar arrancando la mascarilla de oxígeno y agarrándose de los pelos del pasajero de al lado, por no hablar del estrés que me produce el no poder comunicarme de manera fluida con el resto de seres humanos que me rodean -en mi idioma y no como una india-, o que las puertas del metro y/o tren se cierren y me dejen aplastada en el centro mientras grito: "...que alguien paaaareee ésssstoooooo".


jueves, 5 de abril de 2012

extraña semana

Aquí estamos, tratando de sobrevivir a la llegada de la primavera temprana, a los impagados y consultados que creen que mi labor y trabajo es altruista, a los recursos penales y administrativos, STC de Audiencia donde gano la partida - además partida doble por razones que ya contaré, y ya que estamos aquí y aunque no sea mi estilo, que se joda la otra parte- , perdiendo algunas partidas de "apalabrados"- juego al que me enganche el domingo y ando escondiéndome por los rincones y debajo de las sábanas para colocar una palabra más-, colgando caricias virtuales hasta quedarme colgada y rompiendo acuerdos extrajudicales por orden, que me van a traer más de un dolor de cabeza en los próximos meses....eso si, todo con la cabeza bien alta, enfundada en unos vaqueros que apenas me dejan respirar y un pelo a lo afro desafiante que ha asustado a los nubarrones dando paso al sol, el que por cierto me ha comentado que va a quedarse en casa todas las fiestas de Pascua....¡¡¡¡¡yujuuuuu!!!!

jueves, 1 de marzo de 2012

volver...

... yo que me se el tiempo que llevo pensando en volver a escribir por estos andurriales, pero o bien estoy demasiado eufórica para parar y plasmarlo o bien estoy tan casada o triste, que no encuentro el momento...y en esta identidad que se asemeja a una montaña rusa con bucles, jumpings y caídas libres, aquí me hallo y tal día, hará un año de ésto. 

Con las primeras calores, los clientes se han vuelto locos y llaman a todas horas, incluso a las siete de la mañana ha llamado alguien cuya identidad no desvelaré por lo del secreto de profesión, y me ha dejado un entrañable mensaje en el buzón de voz con un tirar de la cadena final que me ha dejado sin palabras. En un primer momento, he pensado que quizá el marcaje ha sido imprudente y todo lo demás ha venido rodado, pero...¿y si era algo premeditado y lo que quería era dejarme un mensaje "sui generis"? Lo he pensado varias veces durante el día, pero no me he atrevido a llamarle y comprobarlo, por si se trataba de la opción b). Cuando encuentre una respuesta a dicha opción le llamo, y si no cuando lo aviste...siempre me queda hacerme la muerta.