Ha sido un verano corto, apenas 15 días de no escuchar llamadas de personas que agonizan porque no he ido a comprobar que su puñetero expediente sigue estando igual. La playa debe andar por el mismo sitio de siempre, pero no me he acercado ni un miserable minuto para comprobarlo. El calor hoy es sofocante y su mirada ha resultado un oasis en el que me hubiese gustado sumergirme un rato más .
No he tenido tiempo de encontrarme con demasiados amigos, pero si con los más importantes, al menos, con los que siempre están.
Cené una noche con Rebeca y...por suerte, no ocurrió ningún desastre. Ningún pájaro se enganchó en el cabello rubio y rizado de Ana, semi infartándola mientras su madre y yo nos lanzábamos debajo de la mesa como cuando eramos pequeñas y algo nos aterrorizaba; ni Rebequilla se tiró sin chaleco salvavidas para susto de su padre (y el mío propio) como el año anterior. Esta vez fue una noche de carne a la brasa y de cava fresquito que se alargó hasta bien entrada la madrugada con toda la prole revoloteando (ya son 5 sumando las suyas y los mios) Keles dormida y las historias de Manolo.
Cené otra noche con Marcela, esta vez en casa, con Rafa y minimarcelilla que está echa una fitipaldi de mucho cuidado. Bebimos de todo lo que se fue terciando y fumé gracias a un , - ahora vuelvo- de Rafa. Apenas charlamos, como de costumbre, porque Sarita Dinamita la hiperabsorvió como suele hacer con el 90% de los invitados...que le vamos ha hacer, ha salido igual que la madre, muy a mi pesar.
Preparé un par de arroces con bogavante con Carmen y toda su familia, seguí comiendo carrilleras en Vallat con la familia política en un día soleado de río, toros y cerveza. A aquello siguió un sábado de "torrà de carn" en Sueras con tarde de vacas, más cava y el recuerdo del tío que nos dejó en febrero... al que todos tuvimos presente y echamos mucho de menos.
Finalmente, japonés con Didi y Lerele, quienes me han adentrado en este mundo adictivo del sushi, sashimi, futomaki y no recuerdo que puñetas más, que me lleva de cabeza de un tiempo a esta parte, y de colofón final, el cumpleaños de la teta Toya , con todos los minibocadillos, cocas, y repostería sin fin, propia de la familia Santos...
Y, ahora que estoy haciendo balance de estos escasos 15 días, a Dios gracias que sólo han sido 15, porque voy a necesitar un mes entero de "lechuga/pechuga" para meterme de nuevo en una 42 y seguir respirando... (snif)