domingo, 6 de noviembre de 2011

mal de otoño


Comenzó el verano apenas sin darme cuenta y se marchó casi de puntillas. Solo con él algunas tardes de disfrute y muchas de trabajo, como viene siendo habitual en los últimos tiempos... eso sí, con un "kit kat" de alegrías compartidas salpimentadas de agua salada.

Como siempre el otoño me adentra en pensamientos de hojas rojas con níscalos y un semblante de capa caída extremadamente melancólico. Llevo miles de otoños intentando encontrar el encanto de un hacerse de noche inmediato, de un jardín semi desértico y de un corazón que se angustia hasta bien entrado el consumismo navideño...pero nunca lo consigo.

Incluso este año celebramos Haloween en casa, por si encontraba con aquello, una especie de pértiga hacia el comprar compulsivo sin pasar por este estado de autoestima menos veintitrés que me caracteriza en esta estación. Os prometo que lo intenté todo: me vestí de bruja e incluso planté un simulacro de tumba con muerto incluido al que se le encendían los ojos de color verde parpadeantes, los niños de murciélago y vampira corrieron y saltaron hasta caer rendidos en el sofá, y yo...lejos de encontrar aquello que buscaba, no duermo bien desde entonces ,recordando la calavera viviente de mi jardín y los vecinos vestidos de yo que me sé,  tirados por el suelo de la acera sin mediar palabra alguna.

Mañana sin falta, acudo a por un suplemento vitamínico y Dormidina 25, y si tienen comprimidos para el mal de otoño...yo no se vosotros, pero yo me pido dos cajas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola Coco, a mi esta estación siempre me entristece un poco, instintivamente suelo ponerle como banda sonora una balada de Serrat, que estoy segura sabrás cual es.

Ahora bien, no voy a permitir que mi chica favorita este triste ni un segundo, así que espero que entre serpientes y manatíes logre arrancarte una sonrisa. Sino no te preocupes compraremos todas las vitaminas que hagan falta y un par de botellas de cava.

Julia.