lunes, 3 de enero de 2011

aire fresco

Todos los propósitos de una Navidad pegajosa y rimbombante, se tambalearon el 25 cuando acabamos en la habitación 332 del Hospital. Como siempre no fue nada importante, pero solo el hecho de no controlar la situación...me pone enferma. Pensé que el espíritu Navideño habría invadido los cuerpos de las enfermeras y esta vez iban a ser cariñosas, cercanas y humanas; pero también ese bicho debe estar en crisis y solo se apoderó de la morena de pelo largo. Las demás andaban agrias y despistadas como de costumbre...que, digo yo: deberían hacer un psicotécnico de humanidad obligatorio para enfermeras y doctores cada dos meses,  cada 15 días en las plantas de pediatría...y la que no lo superara, ¡zas!...despido procedente.


Por fin hemos llegado de nuevo a casa, y solo quedan diarreas varias y lloros por comida selectiva...cosas estas, que olvidaremos en breve, cuando el viento fresco  nos corte la respiración y la nieve deje nuestras manos doloridas. Pongo tierra de por medio y me voy con las maletas llenas, llenas de recuerdos amables, de complicidades, de abandonos, de pleitos vencidos y perdidos, del cariño de la amistad, de pérdidas de personas que creí amigos y de  bombones de chocolate negro aderezados con cerezas y kirsch. Volveré con el nuevo año con las manos vacías, para llenarlas de lo que el futuro quiera ofrecerme, aunque he de confesar que cada día me conformo con menos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No se si para tí, yo sere uno de esos bombones de chocolate negro aderezados con cerezas y kirsch. Pero espero ayudarte, este año, a llenar tus manos...

Las mias, aunque a veces parezcan vacias, están repletas de toda la ilusión del mundo.

Feliç any popolocoooooooo!!!

Un beset Didi

Néctar de lluvia dijo...

Lo mejor es eso, llenarte de las nuevas cosas que vayan apareciendo. Si te sobran bombones de esos, pásame uno que me encantan los bombones.

Besos llenos de fuerza para tu nueva mochila.